Alias

No se como empezó todo esto, cuando comencé a verte no tuve idea de que las cosas iban a llegar a este punto. Al principio no sabía quién eras, tal vez sólo otra cara bonita como las que abundan por estos lados, resultó todo lo contrario y ni siquiera me di cuenta.

Tus diferentes caras me hipnotizan: a veces eres una inocente estudiante oculta detrás de tus lentes de pasta, otras veces irradias energia sexual con tu cabello suelto y tu maquillaje de noche, en ocasiones te veo en tu ropa de trabajo, frente a tu monitor y espío por sobre tu hombro sin que te des cuenta, sólo para descubrir tu dedicación y compromiso. Niña inocente, femme fatale, organizada ejecutiva... quién quiera que seas, me tienes atrapado.

Ya se que tienes un pasado, que tu relación con él te marcó para siempre, que no puedes sacarlo de tus pensamientos, pero también se que yo no puedo sacarte a ti de los mios. Esos en los que despertamos en una mañana de domingo compartiendo las sábanas y desayunando en la cama, o en los que pasamos largas noches despiertos hablando de nuestras vidas pasadas y futuras.

Pero lo nuestro murió antes de comenzar. Somos de mundos distintos, planetas que nunca se tocan y todos lo saben, nosotros lo sabemos. Aún así, no dejo de pensarte, de soñarte, de imaginarte. Cuando te veo caminar por tu oficina pongo mi cara de jugador de poker, cara de que nada me importa mientras pienso en que daría cualquier cosa para que el mundo fuera distinto.

Te amo Sidney Bristow.

Edwin McCain - Romeo & Juliet